Ignacio Bernácer Alpera, nace un martes 5 de diciembre de 1961, en la ciudad de Valencia, España. A partir de ese instante, o tal vez antes, se ha dedicado a observar y aprender para comprender.
Motivación creativa. El pensamiento se derrama por la superficie bidimensional que es el papel, y de ahí surgen los miedos y sueños. Ignacio rompe el blanco que representa la luz intensa y crea la sombra. Luz y sombra marcan ese dualísmo, del bien y el mal, la vida y la muerte, que se aprecia, en su obra. Las formas de la naturaleza que esculpen los troncos de los arboles, los huesos y músculos de los animales. La mano del tiempo que hace que un objeto se transforme, que un ser que estuvo vivo se funda con las formas naturales y siga vivo eternamente. Y la mente humana que “mecaniza” la Naturaleza, son las claves de su trabajo.
Nacemos y morimos al igual que entramos o salimos de una habitación, así de simple. Nuestro Yo recibe nuevos ”chasis” moleculares prestados , entramos a la vida, y mas tarde salimos y devolvemos ese chasis molecular para su reciclaje. Simple pero cierto. Nuestro cuerpo esta compuesto de moléculas procedentes del Universo, en concreto de las estrellas que en su día estallaron como Novas y esparcieron su materia por el universo, carbono hierro, sodio, etc... Nuestro cuerpo se alimenta de sustancias químicas orgánicas e inorgánicas que en parte se incorporan a nuestra estructura molecular y el resto se desecha. Cuando morimos nuestra materia orgánica se descompone para incorporarse al ciclo nuevamente Por tanto nuestro Yo también se incorpora al ciclo una y otra vez. Ignacio profundiza en la muerte y en su proceso, en el drama que signifca el conocimiento humano de la misma.
0 comentarios:
Publicar un comentario